miércoles, 11 de marzo de 2009

SOBRE EL CONTEXTO

Muchos de vuestros trabajos han arrancado casi directamente sobre un espacio físico concreto, lo que habitualmente se ha llamado contexto, y que hasta hace poco tiempo y de una manera muy reductiva se concretaba en orientaciones, curvas de nivel, accesos, etc. Sin embargo, han pasado ya varios años desde que alguien llamó “contexto ampliado” a la posibilidad de asignar valor de proximidad a otros parámetros no tan estrictamente reductivos. Así, el Guggenheim de Bilbao puede ser mi contexto próximo porque afectiva, técnica o culturalmente me es muy próximo y en cualquier caso constituye mi referencia más cercana emocionalmente, mientras que el espacio físico sobre el que trabajo no contiene ninguna singularidad específica y puede ser abordado como un espacio genérico. En la actualidad la proximidad física vuelve a tener una relevancia grande porque han aparecido nuevos modos de lectura que han hecho emerger datos del lugar que hasta hace poco permanecían ocultos o en cualquier caso no eran incorporados de manera efectiva a los mecanismos de producción del proyecto arquitectónico.

En cualquier caso, la pertinencia o legitimidad de los datos que manejamos los arquitectos ya no viene marcada por su veracidad científica, sino por su capacidad de abrir nuevas vías metodológicas al proyecto o por su capacidad para llevarnos a desarrollos no previstos e innovadores. Esto es precisamente lo que os pediríamos en estos momentos, que fuerais capaces de describir el entorno en el que estéis trabajando con la suficiente precisión como para que se haga visible la relevancia de ciertos aspectos de lo real. No es en cualquier caso un dibujo de una semana, sino de muchas horas de concentración y una confianza férrea en la posibilidad de que esto sea así. En definitiva es parte indivisible de las herramientas que manejamos los arquitectos.

En este sentido, sorprende en muchos de vuestros trabajos el escaso interés en los instrumentos con los que habéis definido vuestro contexto físico. En la mayoría de casos no se ve, no se puede medir ni percibir su singularidad. En otros casos se trata de unos límites más o menos precisos. En otros se menciona pero no aparece. Pensamos que desde los primeros momentos la experiencia del contexto puede ser enormemente divertida, enriquecedora y clarificadora del proyecto que manejamos. Puede ser nuestra mejor arma. Pero por supuesto puede no ser así, y quedarse en acompañante incómodo. De vosotros depende, y creemos que en estos momentos es urgente definir con la mayor claridad posible el papel que el contexto va a jugar en vuestros respectivos procesos.

Por supuesto se puede trabajar sin un lugar físico específico. Es incluso deseable que al menos una parte importante de los trabajos de clase se sitúe precisamente ahí, sustituyendo la proximidad física por un contexto cultural o metodológico desde el cual se legitime nuestro pensamiento. Podemos así diseñar herramientas genéricas de intervención en la realidad, proponer proyectos que generen su propio contexto o simplemente que no quieran trabajar con ese acompañante tan dudoso. En cualquier caso son decisiones que deben proponerse con fuerza y radicalidad. Si está debe de estar con precisión. Si no está deberíamos igualmente situar con precisión esta exclusión forzosa. En cualquier caso, en un plazo de dos semanas debería de quedar claro el papel que el contexto quiere jugar en vuestro proyecto y el significado que tiene para vosotros esta extraña palabra.

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